Articulo sobre el compañero António Ferreira publicado en el periódico CNT nº 365 (Marzo 2010)
António Ferreira de Jesus, con 69 años, 45 de ellos pasados en las cárceles del Estado portugués, viene manteniendo una lucha inquebrantable por su dignidad, constituyendo hoy una referencia ética y un ejemplo de dignidad dentro de las cárceles para los que no se dejan degradar por el sistema. Por eso ha sido victima de amenazas constantes en las prisiones por que ha pasado y de medidas arbitrarias de represión
António nació en 1940, en un medio familiar pobre. Desde temprana edad, no se ha conformado con su situación de pobreza, siendo detenido por la primera vez cuando tenía 17 años. En la cárcel, António se volvió un autodidacta, aprovechando el tiempo de reclusión para leer, estudiar y tomar mayor conciencia del mundo. Se tornó opositor del régimen fascista hasta 1974, lo que le mereció la persecución de la PIDE (antigua policía política). En 1973, promovió un asalto a la prisión-escuela de Leiria, donde había estado internado en su juventud, con la intención de liberar a los presos.
António Ferreira fue comunista hasta inicios de los años 80, pero, según él mismo, «eses ideales no daban respuesta a mis inquietaciones, a mi necesidad de insumisión, de permanente busca del valor supremo de la libertad. Poco a poco fue llegando a las ideas libertarias, al anarquismo». En los pocos momentos de libertad de que disfrutó pudo frecuentar los medios libertarios portugueses e internacionales.
Su nombre esta asociado a varias denuncias y procesos judiciales envolviendo muertes sospechosas de detenidos y actividades ilícitas de funcionarios y directores carcelarios. Ha colaborado con asociaciones de defensa de los derechos de los presos y denunciado diversas violaciones de los derechos humanos y corrupciones. Por eso, su permanencia dentro de la prisión implica un riesgo constante para su vida, porque ya hace mucho tiempo recibe amenazas de muerte recurrentes y sufre terribles castigos.
Actualmente, António cumple condena desde 1994 por alegado secuestro de un empresario mafioso y esta sujeto a la arbitraria y no fundamentada clasificación de “preso peligroso” por parte de la Dirección de Prisiones. Además, sufre una “condena perpetua” encubierta, ya que se le deniega la acumulación de sus condenas (límite legal de 25 años) tampoco tiene derecho a permisos ni libertad condicional.
En los últimos meses, António volvió a ser objeto de la represión practicada por las autoridades carcelarias, dando origen a muestras de solidaridad dentro y fuera de las fronteras del Estado portugués.
El 28 de septiembre la Dirección de la Prisión de Pinheiro da Cruz ordenó la transferencia de António para una nueva celda, donde no hay derecho a una luz de lectura y donde las duchas no tienen separación, obligando a que los presos tengan de ducharse sin privacidad. António ha recusado esta transferencia, y como castigo fue transferido para el pabellón de seguridad, bajo el régimen 111 (similar al FIES en el Estado español), sometido a la prisión dentro de la prisión, aislado de toda la gente, sin cualquier objeto personal, cerrado en una celda diminuta, con derecho solo a una hora de patio en un espacio mas pequeño que la propia celda.
Como protesta, António entró en huelga de silencio, de sed y de hambre. Inmediatamente empezó una campaña de solidaridad que más de una vez pasó las fronteras del Estado portugués. El día 3 de octubre tuvo lugar una concentración delante de la aislada cárcel de Pinheiro da Cruz. El 4 de noviembre, un acto cultural promovido por la Embajada Portuguesa en el Ateneo Barcelonés fue boicoteado en solidaridad con António. El 8 de octubre, tuvo lugar una concentración de solidaridad en la Embajada Portuguesa en Roma. Muchas cartas, e-mails, faxes y llamadas de solidaridad llegaron a las instituciones del Estado exigiendo el cumplimiento de las exigencias de António.
El día 9 de noviembre, António Ferreira ha salido del aislamiento en el pabellón de seguridad. António volvió al régimen normal, y a la “nueva” celda que tenía destinada, porque la dirección de la cárcel cedió a sus principales exigencias y prometió que será transferido en breve para otro centro penitenciario, como es su deseo.
Durante este mes y medio, António estuvo 5 días en huelga de sed, 14 en huelga de hambre y 8 días en huelga de silencio.
Las solidarias y solidarios con António Ferreira, mostramos una vez más a las autoridades carcelarias que António Ferreira, por más que lo intenten aislar, no está ni estará nunca solo.
AIT-Sección Portuguesa